Ya sabes que no hay nada en el mundo que haga más única a una chica que su coño, y ‘cohabitan’ en La Tierra varias clases: algunos están metidos para adentro como el ‘potorrín’ de una chiquilla, mientras que otros poseen los labios gruesos y seductores para darte la bienvenida. Dile lo especial que es el suyo y háblale a éste como si fuera un ente vivo mientras lo acaricias y manoseas, ya que cuanto más lo hagas, más fácil te será hacerla correrse. Eso sí, dada la ignorancia del sexo masculino acerca de la vagina y, por extensión, del aparato reproductor y sexual femenino, es digno de explicar sosegadamente a los principiantes en qué cosiste, de qué partes consta y para qué sirve cada una de éstas.
Así, con la evolución de la sociedad en la que vivimos, coetánea de nosotros mismos –como es lógico-, el área sexual de la mujer ha pasado de ser un tema tabú y con muchos prejuicios por parte de la presión religiosa a convertirse en protagonista digna de obras literarias y teatrales, así como de producciones televisivas y cinematográficas. De este modo, se está produciendo un cambio importante, por lo que ya la pieza dejará de llamarse ‘Los monólogos de la vagina’ –por Eve Ensler, de 1996- , para denominarse ‘Los diálogos de la vagina’. ¿Por qué? Porque a través de este artículo vamos a ayudar a lograr ese objetivo: que los varones y las chicas lésbicas que aún sean ignorantes en esta materia física profundicen en el conocimiento para erigirse en duchos del órgano sexual femenino, con la finalidad de que mantengan ese formidable ‘debate’ con la vagina… Y ya no sólo se practique de forma adecuada ‘Sexo en Nueva York’, sino ‘Sexo en todo el mundo’.
UNA GRAN CONFUSIÓN POR ACLARAR
En el lenguaje coloquial, sobre todo por los hombres, se tiende a confundir la vagina con la vulva por su proximidad, eso sí, ambas son fundamentales en las relaciones sexuales y en el parto. Dicho lo cual, la vagina es la parte de los órganos genitales internos del aparato femenino e incluye el útero, las trompas de Falopio y los ovarios; por otro lado, la vulva es el lugar en el que se hallan los órganos genitales externos, como los labios genitales, el clítoris, las glándulas de Skene y Bartolino y la salida al exterior de la uretra y vagina.
Todos estos órganos se encuentran cuidadosamente protegidos por la estructura ósea de la pelvis, están guardados a modo de un gran santuario, como si fuera la cueva del tesoro, puesto que, aunque se necesita también al hombre para la procreación, es el organismo de la mujer donde la Naturaleza instaló la maravillosa fábrica de la vida.
A continuación, procedemos a detallar la función de cada órgano que conforma el aparato sexual y reproductor femenino, con objeto de que no haya más confusiones y de que se sepa interactuar con éstos cuando se mantengan gratificantes relaciones amorosas bien entre un hombre y una mujer bien entre dos de ellas.
ÓRGANOS INTERNOS
La vagina es el órgano que conecta el útero y el cuello uterino a la parte externa del cuerpo, es un conducto o tubo muscular revestido de membranas mucosas y su abertura se encuentra entre la uretra -por donde la orina sale del cuerpo- y el ano.
Asimismo, permite el flujo de la sangre menstrual y la relación sexual y es la vía a través de la cual un bebé nace. Hay que subrayar que la longitud de la vagina en humanos varía según razas y genotipos, pero oscila entre los ocho y los once centímetros como promedio. Tiene en su cara anterior una longitud de siete centímetros, mientras que la posterior, que es la más larga, mide nueve, sin embargo, puede dilatarse aumentando su tamaño tres o cuatro centímetros más de lo normal.
Pero… ¿Para qué sirve la vagina? En un principio, para la canalización del flujo menstrual durante la menstruación, y como salida del feto y de la placenta del útero al final del período de gestación. Es el orificio por el que el hombre introduce el pene en estado de erección durante el coito y, por consiguiente, uno de los centros de placer de la mujer, por lo que hay que dar las gracias a las glándulas de Bartolino, que son las que lubrican la zona para el buen y placentero movimiento del falo en su interior. El clítoris tiene –situado en la parte superior externa-, de hecho, como única función la de proporcionar placer a la mujer. Asimismo, es la vía por donde se introduce el semen con los espermatozoides para la fertilización de uno o más óvulos de la mujer.
También, conforman la parte interna del aparato sexual y reproductor femenino las trompas de Falopio, los ovarios y el útero. Las primeras son dos conductos musculares, uno para cada ovario, con una longitud de entre diez y catorce centímetros y de tres milímetros que conectan el ovario con el útero. Por otra parte, los ovarios son dos gónadas encargadas de segregar hormonas femeninas -los estrógenos y la progesterona- y de, también, producir los óvulos que serán transportados por las trompas y más tarde fecundados por los espermatozoides. Tienen forma ovoide, de color blanco grisáceo y el tamaño varía según la edad, en la mujer adulta mide cuatro centímetros de largo, dos de ancho y uno de espesor. Por último, el útero es un órgano muscular hueco -también llamado matriz-, en forma de cono y destinado a recibir el óvulo fecundado para asegurar todo el proceso de gestación del embrión. Está situado entre la vejiga, por delante, y por el ano, por detrás. Consta de diferentes partes: el cuerpo uterino, donde se desarrolla el embrión, y el cuello uterino, que se comunica con la parte superior de la vagina. Además, está revestido por tres capas: perimetrio, miometrio y endometrio. Este último se regenera en cada ciclo menstrual al no haber sido fecundado.
ÓRGANOS EXTERNOS O VULVA
En la zona exterior quizás se sitúen los órganos femeninos más erógenos, excepto la propia vagina. Empezamos por la parte que le da ‘color y forma’ al resto, que es el calificado Monte de Venus: es una zona adiposa, localizada sobre el hueso púbico, recubierta de vello –o rasurada- en forma de triángulo y que finaliza en los labios mayores, de los que ahora vamos a hablar.
Los labios mayores son dos pliegues de la piel que ocultan los genitales externos, arrancan en el Monte de Venus y llegan hasta el ano. Su función básica es la de proteger y si se estimula adecuadamente también puede ser un punto muy sensitivo hinchándose cuando la mujer está excitada… Y de los más grandes pasamos a los menores, que son el órgano encargado de proteger el glande y el tallo del clítoris, y que además cuentan con multitud de terminaciones nerviosas. Con relación a ello, es curioso recalcar que pueden cambiar de color según el estado de ánimo, el ciclo menstrual y los niveles de excitación. Hay veces que los labios menores pueden ser muy altos y sobresalen y otras veces son muy pequeños y poco visibles dentro de la vulva.
Y llegamos al clítoris, el órgano sexual por excelencia, cuya única función hasta ahora conocida es la de dar placer a la mujer. El glande del clítoris está unido a los labios menores y cubierto por un capuchón -semejante al del pene-. Cuando está muy excitado se hincha de sangre y puede llegar a agrandarse unos tres centímetros de largo. Este término fue nombrado por primera vez en los siglos I-II d.C por el médico Rufo de Éfeso, y siglos más tarde fue una palabra tabú en muchos países. ¡No pares, no pares! Es lo que escucharás cuando lo sepas comer. Al mismo tiempo, le puedes joder metiéndole dos dedos por la vagina, siempre húmedos, al principio pausadamente y después rápidamente: presta atención y acelera a la par que ella. Con estas dos acciones, ella lo flipará aún más que con una mera penetración. Cuando empiece a tener el orgasmo, ni se te ocurra soltar el clítoris, y cuando notes que está llegando, presiona tu lengua contra el lado inferior del mismo dejando que tus labios cubran la parte superior, y mueve tu lengua hacia dentro y fuera de su coño.
FUENTE: RADIOSEXO.COM