A los que por vuestra retrograda moral, veis tan mal ciertas cosas os contare lo que hizo cierto rey español de la antigüedad que al confesar su infidelidad a la reina, recibió además de una ejemplar penitencia una severa reprimenda por parte de su confesor.
El rey sin inmutarse le dijo al confesor: ¿Cual es el manjar que más os gusta?
- Faisán respondió el confesor.
Desde ese día el confesor era invitado a comer y cenar a la mesa del rey, pero siempre le servían el mismo plato "faisán".
Una tarde el rey le pregunto al confesor si estaba satisfecho de su hospitalidad.
- Claro que si majestad, pero si me lo permitís, empiezo a estar un poco harto de faisán.
El rey lo miro fijamente y le dijo:
- No me dijisteis que era lo que mas os gustaba del mundo y que era el plato más delicioso, pues ahora sabéis lo que me pasa a mí con la reina.